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Comienza el curso escolar y comienza la sucesión de episodios infecciosos respiratorios típicos de otoño e invierno que en algunos niños se prolongan durante meses. La mayoría de estos procesos serán víricos y serán episodios catarrales, pero también los habrá bacterianos: faringitis, amigdalitis, otitis, incluso bronquitis...

Estos episodios cursan con dolor, fiebre, tos, exceso de mocos, expectoración, postración... Nos gustaría poder evitar que nuestros hijos pasaran por esta situación y mejorar sus síntomas, nos gustaría disminuir el número de episodios al año. La pregunta que nos hacemos muchos padres es si realmente podemos evitarlo. La respuesta es positiva. Los estudios llevados a cabo corroboran la idea de que la mejor manera de prevenir este tipo de infecciones, y también otras, es reforzar nuestro sistema inmunitario. 

¿Cómo reforzamos el sistema inmunitario de nuestros hijos? Los pediatras nos recuerdan la importancia de inculcar en los niños hábitos de vida saludables, ya que estos buenos hábitos se convertirán en algo normal en sus vidas cuando sean adultos. La alimentación que sigan nuestros hijos debe ser saludable y equilibrada. Una dieta sana ayuda al buen funcionamiento del sistema inmunitario.

Se han realizado estudios clínicos que demuestran el efecto positivo que tiene sobre el sistema inmunitario llevar una vida físicamente activa y consumir alimentos y complementos alimenticios que contengan vitaminas C, E, del grupo B, minerales como el zinc o el cobre... y plantas o productos naturales con efectos inmunoestimulantes como son: la equinácea, la acerola, el propóleo... La naturaleza es una fuente de recursos importantísima.

También podemos recurrir a ella para mejorar los síntomas de estos procesos. Existen plantas con actividad antitusiva, broncodilatadora, emoliente, demulcente... que resultarán de gran ayuda.